Gloucester por ocho.

Aromático, de un amarillo descarado, rodondo y potente. La delicia de la campiña. Double Gloucester, una variedad del Cheddar venerada por su sabor, pero también por su primigenia forma de rueda.

La veneración por el Gloucester puede degenerar en ciertos gigantismos y se ha tenido noticia de algunos de estos quesos que habrían saciado al propio Goliat.

Cuentan que en siglo XVIII un Gloucester óctuple provocó el estupor y la admiración de los ciudadanos. Sus diez pies, sus cuatro toneladas, fueron presentados casi como una reliquia ante los ojos atónitos. Se disponían a cumplir con él la tradición de aquellas verdes tierras... Y la tradición dice que a finales de mayo, el Gloucester rodará por las verdes colinas, mientras los mozos corren en su busca. Así se hizo el día que Mason celebraba su cumpleaños, el día en el que conoció a Rebekah.

Una tradición arraigada. Una tradición que todavía se celebra con fervor: el Cooper's Hills Cheese Rolling Contest.




(En efecto: ese cuerpo amarillo y sabroso que se precipita por la gracia de gravedad es un Double Gloucester. Desde el dieciocho no se han atrevido con los óctuples).