Hay que modernizarse, querido Mason.
-¿Estás diciendo que mi peluca no es... lo bastante audaz?
-Escucha, hombre, Molly y Dolly, ¿las recuerdas?, sólo hablan de tu aspecto y de las maneras de modificarlo, por lo menos cuando estoy presente, lo cual ha arruinado, ¡ay!, y más de una vez, la promesa de una velada galante. Tu peluca en particular es, y perdona que te lo diga, una de las principales causas de que la atención que deberían poner en mí se desvíe hacia tu persona.
-Es una Ramillies de calidad mediana... comprada en Bermondsey hace algunos años a un artesano de pelucas irlandés fugitivo... El letrero de la tienda rezaba "Señor Lorenzo, Servicio Atento"...
(Dixon, Molly y Dolly tienen razón: la peluca de Mason está anticuada. El modelo Ramillies nació en Inglaterra en 1706 para conmemorar la victoria anglo-holandesa sobre las tropas de Luis XIV. Confeccionada de pelo blanco con una larga trenza anudada con dos lazos de terciopelo, a principios del dieciocho se consideraba moderna y hasta informal... pero en los sesenta era casi una reliquia).
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