Der Stein der Weisen.
Si Mozart fuera un personaje pynchoniano, nuestro autor no dejaría escapar como material literario esa ópera que escribió en alegre comuna con otros autores.
En 1996 el musicólogo David Buch descubrió que las partituras de una ópera olvidada guardaban un sorprendente secreto. Mozart fue uno de los autores de La Piedra del Filósofo, un Singspiel de inspiración masónica que recordaba mucho a La Flauta Mágica. De hecho, en este trabajo colaboraron muchos de los responsables de la obra de maestra de Mozart. A la cabeza, Emmanuele Schikaneder -el Papageno de la Flauta. Pero las conexiones con la historia de Tamino son más profundas, no sólo por su argumento inspirado en viejos cuentos tradicionales, sino por los personajes, herederos directos de los de Zauberflöte -Lubano y Lubanara, el buen mago Astromonte, el malvado Eutifronte. Las analogías musicales también son profundas: la Piedra del Filósofo despierta el eco de algunos de los mejores pasajes de la Flauta (No se pierdan el dueto de los gatos al final del acto segundo).
Cuando imaginamos la génesis y la creación de esta partitura no podemos dejar de pensar en Pynchon. Nos gusta imaginar cómo habría narrado la historia de los cinco autores -Gerl, Henneberg, Shack, Schikaneder y Mozart - escribiendo a coro una ópera. Esta ópera con mensaje críptico y evocaciones masónicas. Pynchon lo habría contado tan deliciosamente...
En 1996 el musicólogo David Buch descubrió que las partituras de una ópera olvidada guardaban un sorprendente secreto. Mozart fue uno de los autores de La Piedra del Filósofo, un Singspiel de inspiración masónica que recordaba mucho a La Flauta Mágica. De hecho, en este trabajo colaboraron muchos de los responsables de la obra de maestra de Mozart. A la cabeza, Emmanuele Schikaneder -el Papageno de la Flauta. Pero las conexiones con la historia de Tamino son más profundas, no sólo por su argumento inspirado en viejos cuentos tradicionales, sino por los personajes, herederos directos de los de Zauberflöte -Lubano y Lubanara, el buen mago Astromonte, el malvado Eutifronte. Las analogías musicales también son profundas: la Piedra del Filósofo despierta el eco de algunos de los mejores pasajes de la Flauta (No se pierdan el dueto de los gatos al final del acto segundo).
Cuando imaginamos la génesis y la creación de esta partitura no podemos dejar de pensar en Pynchon. Nos gusta imaginar cómo habría narrado la historia de los cinco autores -Gerl, Henneberg, Shack, Schikaneder y Mozart - escribiendo a coro una ópera. Esta ópera con mensaje críptico y evocaciones masónicas. Pynchon lo habría contado tan deliciosamente...
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