Thomas y Stanley.
El Village en los cincuenta. Allí se traslado en el 58, tras salir de la Universidad de Cornell, Thomas Pynchon. Quería escribir. Y no había mejor lugar en Nueva York que el barrio bohemio por excelencia. Pero sólo pasó en Greenwich Village un año. Aceptó una oferta de la Boeing para ir a trabajar a Seattle como escritor técnico.
Atrás quedaba el Village, en el que por aquella época vivía también un personaje muy pynchoniano. Un jugador profesional de ajedrez que utilizaba el dinero que ganaba con sus jaque mate para financiar sus películas. Un chico listo que también miraba el mundo de otra manera y que con el tiempo se iría convirtiendo en otro célebre reclusive: Stanley Kubrick. Pero esta coincidencia geográfica no es la única entre el cineasta del Bronx y el escritor de Glenn Clove.
Hay más. Y las encontrarán aquí, en la Pynchon Community.
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